Las aceitunas aloreñas son las primeras aceitunas de mesa con denominación de origen protegida. Esto otorga más valor a este producto tan esencial dentro de la cultura y gastronomía mediterránea. La recolección de estas aceitunas se hace mediante “verdeo” o recogida manual. Posteriormente se curan en salmuera, con hueso flotante y con una condimentación típica del Guadalhorce con aliños naturales como ajo, tomillo, hinojo y pimiento. Así se consigue un producto tradicional, característico y diferenciado del resto de las aceitunas.
Hoy en día podemos distinguir entre tres tipos de aceitunas diferentes dependiendo de su nivel de maduración. La aceituna aloreña de Málaga verde fresca, que mantiene su sabor y textura intacto y un intenso amargo. Esto se consigue gracias a guardar reposo un mínimo de tres días después de ser partidas previo al envasado. La aloreña tradicional guarda reposo de 20 días en un entorno sin climatizar, logrando así un producto con mayor maduración con un sabor ligeramente menos amargo. Por último, la aceituna aloreña curada, esta se deja reposar al menos tres meses, esto conseguirá que la aceituna tenga un sabor mucho más suave acentuando los ingredientes del aliño.
La zona de producción de las aceitunas aloreñas la encontramos en el interior de la provincia de Málaga, en el sureste. Delimitada por una cadena montañosa, entre el valle del Guadalhorce y la Sierra de las Nieves, son las responsables de este particular producto gracias a sus condiciones climatológicas y edafológicas muy peculiares.
Las aceitunas aloreñas no solo tienen uso como un entrante o acompañamiento, además podemos disfrutarlas en otros platos como por ejemplo en la ensalada malagueña.