El bocadillo en Málaga tiene nombre propio: campero. Un clásico, especialmente de moda entre los más jóvenes, que se ha convertido en símbolo de la gastronomía malagueña asequible, sencilla y rápida en su versión más saludable, y que ha sido reinterpretado por grandes como el chef Dani Carnero.
Todo el mundo tiene un campero favorito, pero en su versión básica y tradicional encontramos un bocata de pan redondo con lechuga, tomate, jamón york, queso y mayonesa, cocinado en una sandwichera o plancha de grill y cortado por la mitad. Lo encontrarás en multitud de bares y hamburgueserías de toda Málaga, donde te costará decidirte por uno ante las cartas tan extensas de camperos, para todos los gustos. Su éxito ha sido tal que se ha exportado y ya puedes comer campero en grandes ciudades como Madrid o Barcelona.
Origen
A día de hoy siguen existiendo dudas sobre la procedencia y autoría del campero malagueño. Se cree que sus orígenes se remontan a los años 50 y a Miguel Berrocal Márquez, de la cafetería malagueña “Los Panini” de calle Victoria, ahora ya desaparecida. Su demanda y popularidad data de los años ochenta.
Peculiaridades
Es uno de los platos más recurrentes para probar cuando alguien visita por primera vez Málaga. Es recurrente escuchar al autóctono, dirigiéndose al foráneo, aquello de “Te voy a llevar a comer un campero a…”.
El pan que sirve como base de este bocadillo es un pan redondo y bajo, para facilitar meterlo en el grill o sandwichera. Se ha popularizado tanto que ya se le conoce como pan de campero.
A la receta original y sus combinaciones más tradicionales, se le suman hoy en día versiones tan dispares como el campero de kebab, campero de anchoas o campero de tortilla de patatas.