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Antonio José Espinosa de Rooij

Antonio José Espinosa de Rooij

Toon Espinosa, como le gusta que le llamen, es malagueño, pero también holandés (Brabante del Norte) por parte de madre. El mundo del turismo ha estado siempre presente en su vida, primero en familia, con su padre agente de viajes y su madre guía turística, y más adelante con la agencia Savitur que fundaron en 1977 Salvador Buendía, Antonio García del Valle y su padre Antonio Espinosa, que nos dejó en 2006.

Su historia de amor con la gastronomía comenzó en…

En casa. Mi padre, también Académico, no toleraba que se repitiera un plato para almorzar, y mi madre, una holandesa enamorada de la cocina española y neerlandesa, se encargaba de aportar imaginación, entusiasmo y una mesa siempre perfecta. El camino de regreso del colegio lo hacía con la ilusión de un niño en vísperas de Reyes Magos. Ya fuera una simple ensalada o una lengua de vaca con champiñones, la presentación del plato y la decoración de la mesa siempre tenían un lugar especial.

Su plato o comida favorito

Mi madrina, Ursula Eglin, era directora del hotel Hilton en Bruselas. Durante un verano que pasé con ella, me preguntó si me atrevería a probar el Steak Tartare. Desde ese momento, este plato se convirtió, junto al gazpacho, en uno de mis favoritos.

Su restaurante de cabecera en Málaga

Restaurante María

Un cocinero con el que le encantaría compartir fogones y por qué

Me encantaría compartir fogones con Shingo Hayashi, el chef detrás de Ramen Hayashi en Tokio. Su dedicación a perfeccionar un plato aparentemente sencillo como el ramen y su enfoque minimalista me inspiran profundamente. La forma en que transforma ingredientes básicos en una experiencia gastronómica única es una lección de creatividad y disciplina. Además, admiro su compromiso con la calidad y la tradición.

Pertenecer a la Academia Gastronómica de Málaga ha supuesto en su vida…

Un vínculo que comenzó mucho antes de ser oficialmente académico. Desde niño, acompañaba a mi padre, quien fue secretario y posteriormente presidente de la Academia, a las reuniones previas a los almuerzos. En aquellos momentos, aprendí escuchando desde un rincón de la mesa o la barra a figuras de la talla de José Luis Barrionuevo, Enrique Mapelli, Antonio García del Valle, Mari Pepa Estrada o Luis Cánovas del Castillo. Durante su etapa como secretario, la Academia también se vivía en casa, ya que todos colaborábamos: mi hermana y yo preparábamos listados u otras tareas que él delegaba por su carga de trabajo.

Tras el fallecimiento de mi padre en 2006, heredé su asiento como académico, lo que para mí representa un honor y una responsabilidad. Desde entonces, he observado con respeto y admiración la evolución de la Academia y cómo el actual equipo directivo ha superado con creces aquel ilusionante proyecto que iniciaron un grupo de amigos apasionados por la gastronomía.

 

La gastronomía malagueña es…

Igual de diversa y acogedora que nuestro pueblo. Integra lo mejor de cada cultura que nos visita y habita, mientras se muestra orgullosa de sus raíces, respetando el producto local y sin miedo a innovar. Desde la vega de Antequera, Ronda, la Axarquía y nuestro litoral, encontramos establecimientos que respetan la tradición y otros que la reinterpretan de forma que sorprenden y emocionan.

Es una cocina que abarca desde la frescura de los espetos y la singularidad del ajoblanco hasta los intensos sabores de los guisos rondeños o los dulces de influencia árabe. La gastronomía malagueña no solo alimenta el cuerpo, sino que cuenta historias, conecta generaciones y celebra la riqueza de una tierra que sabe acoger e inspirar.

¿Cuál cree es que es el reto pendiente de la cocina y el sector en nuestra provincia?

El mayor reto está en el plano de la educación y en el papel que desempeñan las familias. Algo tan básico como sentar a la mesa a tus hijos un domingo. La falta de tiempo en el día a día y la escasa cultura gastronómica de muchos jóvenes han provocado que se pierdan conocimientos básicos sobre alimentación y cocina, especialmente en el ámbito doméstico. Es fundamental recuperar la conexión con nuestras tradiciones culinarias desde edades tempranas, fomentando el interés por los productos locales y las recetas tradicionales en las casas y en las escuelas.

Y, a título personal, un sueño (gastronómico) que le quede por cumplir…

Contribuir a mejorar la calidad de los comedores escolares. Me gustaría participar en un proyecto que garantice a los niños una alimentación saludable, equilibrada y basada en productos locales. Sueño con un modelo donde los menús escolares no solo nutran, sino que también eduquen en el respeto por el producto, la estacionalidad y la tradición culinaria.

Sería maravilloso ver cómo desde pequeños aprenden a valorar los sabores auténticos y las bondades de una buena alimentación, integrando la gastronomía como una herramienta educativa que forme parte de su crecimiento y que, a largo plazo, mejore sus hábitos alimenticios y su calidad de vida.

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