Su filosofía es sencilla: usar productos frescos de temporada de las lonjas y huertas malagueñas, como quisquillas, rapes o berenjenas. Sus platos, de raíz tradicional, tienen un toque moderno con influencias de otros países como Francia o Japón. Destacan los fideos a la parte, que recuerdan a las recetas de los pescadores, y la ensaladilla rusa, con yema cuajada y un sabor suave. Rascado busca mantener los sabores auténticos de Málaga, respetando la calidad de los ingredientes y la memoria gastronómica de la región.
En Alaparte, ofrece una cocina muy personal y honesta en un espacio moderno pero acogedor con barra, salón y terraza. Su trabajo refleja el orgullo por su tierra y su mar, haciendo de este bistró un lugar donde Málaga se saborea en cada plato.