Las tortas locas son un dulce tradicional de la ciudad de Málaga que se ha convertido en todo un emblema de su repostería local. Se trata de «dos discos de masa de hojaldre» rellenos de «crema pastelera», cubiertos por un glaseado de color naranja y coronados con una pequeña guinda roja en su parte superior. En su conjunto, este dulce combina la textura crujiente del hojaldre, la suavidad de la crema pastelera y un acabado vistoso gracias al glaseado anaranjado, lo que le da su carácter distintivo.
Aunque cada obrador puede tener sus pequeñas variaciones, la receta tradicional contiene prácticamente los siguientes elementos:
- Masa de hojaldre: dos discos que contienen la crema.
- Crema pastelera: elaborada con leche, huevos, harina, azúcar, y aromatizada con ralladura de limón, vainilla.
- Glaseado de yema/color naranja: yemas de huevo, azúcar, almíbar, harina fina (o maicena), y colorante naranja alimentario.
- Glaseado preparado con agua y azúcar, para dar brillo.
- Guinda roja o cereza confitada, como remate decorativo.
Las tortas locas nacieron en la Málaga de la posguerra, cuando la pastelería estaba al alcance de muy pocos, y se necesitaba una alternativa dulce asequible para la mayoría, gracias al maestro pastelero Eduardo Rubio Cao (quien había sido futbolista del CD Málaga) que ideó este dulce en su obrador, combinando hojaldre, crema pastelera y un vistoso glaseado naranja, para dar un bocado dulce sencillo pero atractivo. El nombre “torta loca” se vincula a una canción de 1954 titulada A lo loco se vive mejor, de Luisa Linares y Los Galindos, cuyo estribillo “A lo loco se vive mejor” encajó con el espíritu alegre del nuevo dulce. Con el paso del tiempo, la receta apenas ha cambiado y se ha asentado como uno de los dulces más queridos por los malagueños, alcanzando además difusión en la ciudad y para visitantes.
El obrador Obrador Tejeros, en Málaga capital, que desde los años 70 elabora las tortas locas con la receta tradicional, es actualmente el productor de referencia de este dulce, pero hoy en día pueden encontrarse en pastelerías de Málaga capital y su provincia, y se ofrecen también en formatos para llevar o como recuerdo gastronómico para visitantes.