La pintarroja o scyliornius canicula, es un pequeño e inofensivo tiburón de unos 50 cm de longitud, con la piel dura y rugosa, y muy popular en Málaga, sobre todo, por el sabroso “caldillo” que se elabora con él o por sus preparaciones en adobo, en fritura o para dar sabor a arroces y fideos. Nuestro académico Luis Merino recuerda con especial cariño, en un simbólico recuerdo a las tabernas de barrio, el caldillo de pintarroja que elaboraban en el ya desaparecido bar Los Remos, cerca de la iglesia de San Pablo en la ciudad de Málaga.
Otra elaboración, que hace años era más popular, sobre todo entre los marineros de los barcos de pesca, es la elaboración “tirillas de pintarroja” saladas y secas, como si fuera mojama. Para ello, primero hay que despellejarla, labor que requiere cierta destreza, se abren por el medio, pero dejando las dos mitades unidas por la cola. Después se enjuagan, se ponen unos 15 minutos en sal, las volvemos a lavar y las tendemos al sol como si fuera ropa recién lavada.
Después, tras un periodo variable de tiempo, dependiendo de las condiciones meteorológicas, como temperatura, intensidad de sol o humedad, tendremos esta popular, original y única mojama, que aún podemos encontrar en algunos restaurantes como Chinchín Puerto o Noray, y en la pescadería Aguxa, en la malagueña Plaza de la Luz, según nos cuentan, utilizan pintarrojas de la Caleta de Vélez, más pequeñas y sabrosas que las del norte.
(Fotos de pescadería Aguxa)