El vino dulce es uno de los símbolos gastronómicos más identificativos de la provincia de Málaga, tanto para maridar una comida como para ser el protagonista de cualquier momento.
Los vinos malagueños, se pueden clasificar en:
- Dulce Natural, que engloba las variedades de Pedro Ximénez y Moscatel.
- Maestro: entre 15-26% de alcohol y más de 100g/l de azúcar. Con aromas derivados del Pedro Ximénez y Moscatel.
- Tierno: también muestra aromas de las variedades Pedro Ximénez y Moscatel, con notas de uva pasa.
- Naturalmente Dulce: vino de un color amarillento brillante tirando a dorado, hecho con uvas muy maduras.
- Pálido: obtiene su nombre por el color amarillo pálido. Tiene aromas en común con el Pedro Ximénez y Moscatel.
- Pajarete: Es el vino dulce natural y su nivel de azúcar es 45-140 g/l.
También es importante diferenciar los dos tipos de denominación de origen que respalda a los vinos malagueños:
La D.O. Málaga: designa los elaborados principalmente con Pedro Ximénez y Moscatel; los vinos de apetitivo y los que maridan con fruta o alimentos grasos, como el foie, quesos azules o chocolate.
La D.O. Sierras de Málaga: incluye los vinos tintos, blancos y algunos rosados. Poco a poco, y con la ayuda promocional de Sabor a Málaga, están cogiendo el prestigio y reconocimiento que se merecen.
La D.O. Málaga es una de las más antiguas de Europa (1833). De hecho, el siglo XIX fue una época de esplendor para los vinos malagueños con alrededor de 112.000 hectáreas de viñedos y exportaciones desde el Puerto de Málaga a medio mundo. Hoy en día, sigue ganando terreno en el mercado, tanto nacional como internacional.